Croquetea en MásQMenos. Breve historia de la croqueta
¿Te gustan las croquetas? ¿Te has parado a pensar alguna vez en el origen de este aparentemente sencillo placer culinario?
Porque la historia de la croqueta es una de las más difusas de la coquinaria. Se trata de una receta de diversos origines arraigados en Europa, en América y que se extienden con variantes hasta Medio Oriente y Asia.
Cada país parece tener su versión, y todas encajan en la definición de croqueta: porción redonda u ovalada de masa hecha con un picadillo de diversos ingredientes ligado con bechamel o un puré, la cual se reboza en huevo y pan molido y posteriormente se fríe. Y es que la croqueta es una de las recetas más poliédricas del recetario mundial, puesto que se pueden presentar infinidad de variaciones.
La tradicional, como se conoce en España y Francia, es la de bechamel (leche, harina y mantequilla). Y no digamos nada de los rellenos, pues se pueden combinar con innumerables productos. La primera receta de croqueta de bechamel, cuyo nombre se puso en honor al Marqués de Béchamel, parece haber sido una mejora de una salsa velouté (una de las cinco salsas madres de la cocina francesa), y data del año 1651, pues se recoge en Le Cuisinier François, compendio de recetas escrito por François Pierre La Varenne (1615–1678).
Pero, ¿cuándo se le ocurrió a alguien empanar y freír una bolita de bechamel? Es difícil de determinar con exactitud pero debió suceder entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX.
A nosotros, en MásQMenos nos gustan las croquetas tradicionales, las de bechamel y jamón ibérico, y las de bechamel y bacalao. ¿Todavía no las has probado? ¿A qué esperas?
Ven, “croquetea” y MasqMenízate.